Mi Calle |
Esta es la calle de la ciudad de Córdoba donde me crié, pero, hacer un esfuerzo de imaginación y quitar los coches y el espacio reservado para su aparcamiento y tendréis una visión mas acorde con lo que era en su inicio allá por los finales de los 60 y principios de los 70.
Una calle que vio como los chavales hacían su vida en ella sin que los padres tuvieran ese miedo irracional a lo desconocido, donde pasaban las horas a veces solamente dando vueltas en bicicleta con los amigos. Testigo de confidencias, de miedos, de sueños e ilusiones y también, como no, de pequeñas frustraciones que entonces parecían insuperables.
Guardiana de pequeños grandes secretos y a la vez escaparate abierto porque todo estaba a la vista de quien quisiera verlo y supiera fijarse.
Verdadera escuela y forja de futuros adultos que aprendían con el paso del tiempo los valores de la amistad, compañerismo y lealtad así como también el valor de las despedidas en aquellos tiempos donde no se contaban con las casi infinitas formas de comunicación que hay actualmente y que casi suponía la pérdida de contacto con el que partía.
Pero poco poco nos fue viendo crecer, dejar las bicicletas para pasar a vehículos mayores, pasar de los juegos y tiempos muertos en la calle para pasar a ser el sitio de citación y reunión y así aventurarse más allá de sus seguros límites pero siempre manteniendo esa sensación de seguridad que sentías cuando horas mas tarde entrabas por ella y te notabas arropado en su familiaridad.
Pasan los años y ese sentimiento casi maternal me embarga siempre que vuelvo a mi calle, no importa que haya cambiado su fisionomía, que haya más servicios, más coches, más tránsito, mis ojos descubren esos lugares especiales, esos rincones que no se ven salvo con los ojos del corazón y del recuerdo, unidos de por vida a personas y momentos que decidieron imperceptiblemente el cómo soy ahora, con mis seguridades y mis inseguridades.
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Es cierto, cuando la miras hoy, ves con los ojos del pasado y de nuevo todo aparece en el recuerdo como entonces.
ResponderEliminarDonde hay... hubo, y significó tanto para nosotros que forma parte de nuestra película.
Agradables recuerdos de la calle, donde la vida nos comió por primera vez.
Abrazos
Para mi la sorpresa de la vuelta a los sitios fue ver lo pequeños que son y lo grandes (en todos los sentidos) que eran en el recuerdo.
ResponderEliminarDos cosas vienen rápidamente a mi cabeza:
ResponderEliminartodo tiempo pasado fue mejor (aunque la vida anda siempre pa'lante)
y lo que dice el Nano: ...creo que entonces yo era felíz (aunque de verdad creo que nos queda el mejor tiempo por vivir, por ej. Malvarrosa 11.11)
besos y abrazos jueveros
Como dice la canción de Karina:
ResponderEliminarVolver la vista atrás es bueno, a veces,
mirar siempre adelante es vivir sin temor...
Lo que si era mejor es el poder estar en la calle jugando...
Vivir en Córdoba, un lujo...
Besitos
Nostalgicos recuerdos, juegos y confidencias,nada que temer solo disfrutar, ser feliz en un mundo de niños. Calles que nos vieron crecer,cambiar pero lo que se forjó ahora está, vive nuestro presente.
ResponderEliminarBonito paseo Manuel.
Un abrazo.
Antes que nada, Manuel, te agradezco enormemente por tus palabras y compañía en estos últimos y dolientes post. Me ha hecho muy bien sentirme comprendida y escuchada.
ResponderEliminarDesde siempre sentía a mi calle (esa en la que nací y me crié)como sinónimo de lo que fue mi infancia y donde nació mi identidad. En ella, la casa de mis padres sigue igual que entonces, algo más vieja y derruida, pero igual en lo esencial. Hoy me duele entrar a ella sin que esté mi madre. Espero poder superarlo pronto.
Un abrazo enorme y gracias otra vez.
La calle donde uno creció siempre esconde rincones y secretos que uno sigue viendo con los ojos del recuerdo, muy cierto.
ResponderEliminarMuy cierto también es que antes la calle era casi una extensión de la propia casa, uno jugaba, andaba en bici y se reunía con los amigos. Los padres no sentían miedo de que jugáramos en la calle, cosa que hoy se ha perdido definitivamente.
Uno siempre vuelve a los lugares donde fué feliz, y este es uno de ellos.
un abrazo
la calle donde uno se crió es difícil de olvidar, sobre todo porque antes se pasaban muchas horas en ella jugando,y como dices tú contando secretos. Eso es difícil de olvidar; aunque uno peine canas; siempre se vuelve a los orígenes.
ResponderEliminarUn abrazo
Manu, es cierto, no importa que haya cambiado la calle, flota una brisa que lleva recuerdos indelebles, en ella se esconde el niño que eras con la bici, y la primera juventud, la amistad, los juegos en tu calle refugio de muchos momentos, está a la vuelta de la esquina, en la memoria.
ResponderEliminarUn besito.
Me ha gustado mucho tu recuerdo de la calle, con frases fabulosas, como la de guardiana de pequeños secretos y a la vez escaparate, ese sentimiento de estar arropado al entrar en la calle, y más.
ResponderEliminarTambién me ha encantado como cuentas esa transformación, de las calles y de la vida en ellas.
Un abrazo, amigo.
Es cierto, las imágenes de mueven mientras se superponen los recuerdos, un baile a ritmo de latidos.
ResponderEliminarSaludos
Manuel, dice Maru que vivir en Córdoba es un lujo. Yo añado que vivir tan cerca de la Córdoba histórica, un lujo aún mayor. ¿Sabes?, en la calle Postrera, muy cerca de la fotografía que nos muestras, vivió mi mujer hasta que nos casamos. He tenido por tanto, la suerte de transitar por tu calle y su entorno en muchas ocasiones.
ResponderEliminarUn abrazo.
llevas una enorme razon y comparto todos esos sentimientos que nos has dejado, veo que te vas soltando ¿eh?...jajaja quien lo iba a decir, al final vamos a tener a mas de un escritor ;-) Algo similar me ocurre cuando transito por la calle de mi infancia, mariposas revolotean mi estómago y mi mente se confunde de tanto recuerdo. Eso tenemos los hombres, recuerdos y nadie nos lo puede quitar.
ResponderEliminarUn beso
jajaja Maria José, si al final resulta que va a ser un juevero como el que más, empezó comentando a otros, haciéndose seguidor, ayudándonos a algunos a crear un blog, luego nos deleitaba con algún video que comentaba referente al tema de los jueves y ahora ahí lo tenéis, haciendo una descripción que me ha encantado de su calle y sus recuerdos y ese...es mi chico.
ResponderEliminarUn besito guapo.
Comparto tus impresiones, la calle también educaba y formaba, y aunque los miedos que ahora tenemos los padres, son más reales de lo que pareces creer, por suerte, aún quedan calles, y plazas, para reunirse con los amigos, como ha descubierto este verano mi hija recién cumplidos 14, y yo, profeta, le he asegurado que este verano nunca lo olvidará.
ResponderEliminarUn beso.
La calle donde nací tampoco es la que era, pero siempre que paso me vienen a la mente imágenes que viví. Unos patines de ruedas de hierro que disfrutaba por la acera de canalillos (imagina el escándalo) y las vecinas gritando que me fuera a dormir la siesta...
ResponderEliminarQué tiempos.
Besito.
Hola Manuel.
ResponderEliminarUno de los recuerdos más agradables de mi niñez-adolescencia es el que me trae las horas jugadas a pie de calle. Y tengo el enorme orgullo de conservar un grupo de amigas de aquel entonces. Y van más de 40 años. Una amistad que nos ha deparado compartir alegrías y penas a través de todos esos años y que se fraguó en la calle donde vivíamos. Por eso, he entendido claramente el sentimiento que te crea la calle que nos has mostrado.
Un abrazote.
Maat
Me has recordado los años en que vivía en un trece y subía los escalones de dos en dos, las "heridas de guerra" porque era un bichito y tan solo con seis años ya llevaba escayola dedicada. Si, había mas libertad y disfrutábamos con cosas mas simples. Ahora nos cruzamos en las escaleras y ¡¡cuanto hemos cambiado!! pero en cada uno de ellos reconozco en sus caras el niño que fueron...
ResponderEliminarBesos
Pero que bien lo expresas, cuanto vivíamos la calle entonces, todo el día en la calle, si eso era lo que yo quería y por lo que mi madre tanto me reñía. He vivido en muchas calles, pero con el tiempo he ido volviendo al barrio, no donde nací (ahora es puro centro de la ciudad), pero si donde llegue con unos 6 ó 7 años, eran los 60 y el mundo era otro.
ResponderEliminarBesos nostálgicos
Que buenos recuerdos tenes de tu calle Manuel. Me gusta eso de volver y mirarlas con los ojos del cariño, que no siempre pasa, y puedas despojarla de los autos, las zonas de aparcamiento y verla tal como era antes cuando jugabas en ella.
ResponderEliminarTe mando un brazo
Porque sera que nos empeñamos en volver a nuestra calle primera, a mirarla con los ojos del niño que fuimos, es decir, poniendo el corazón en las cosas y apartando el progreso de los recuerdos. Con todo ese equipaje, es dificil recorrerla o desandarla sin que la nostalgia se derrame.
ResponderEliminarUn besazo
Tu mirada de la calle me remontó a mis propios recuerdos, cuando andabamos sueltos sin miedos, y hacíamos pactos de amistad eterna con esa inocencia que tienen los niños.
ResponderEliminarMe gustó muchísimo tu descripción, emotiva y bella.
Un beso.
Que envidia, siempre que alguien habla con los ojos del corazón de su calle siempre siento envidia, yo nunca he tenido una única calle porque he vivido en muchos sitios y no tengo esa raíz, que es como una arteria directa al corazón de un sitio que uno siente como suyo, ¿me prestas tu calle?, ¡gracias!, miles de besosssssssssss
ResponderEliminarQué recuerdos. Creo que calles así ya no quedan, calles amigas, confidentes, cómplices. Pero ¿y la satisfacción de volverlas a pisar y de revivir tantos buenos momentos?
ResponderEliminarGracias por hacerme volar.
Un abrazo.
sin dudas... espectacular relato. me quedo pensando y con un sentimiento particular...de que todo vuelve a la normalidad... digo... me imagino volviendo a esa casa de aquellos tiempos y sintiéndome tranquilo. me generó una linda sensacion leerte. un abrazo!!
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