Complicado, me dije cuando leí el tema propuesto por María José, complicado porque en más o menos intensidad todos llevamos nuestro escudo en plan segunda piel que nos protege -al menos eso creemos- del exterior, que resguarda esa faceta mas intima y personal casi solo conocida por nosotros y a veces por escasos elegidos.
Escribir desde el corazón..., vereis, creo que salvo cuando se escribe o se habla de temas puramente técnicos, siempre se hace desde el corazón, no nos damos cuenta, pero lo hacemos, es algo lógico, nunca podemos abstraernos de lo que en realidad pensamos o sentimos, ahora bien, otra cuestión es hasta donde de esa intimidad nos permitimos dejar aflorar en público.
Los psiquiatras y también los interrogadores lo saben bien, me acuerdo de una de las explicaciones mas famosas del personaje de Hércules Poirot que decía que se método era dejar hablar a los sospechosos porque siempre terminaban contándolo todo sin darse cuenta. Por eso, sin necesidad de abrirlo a conciencia, poco a poco, con el tiempo, terminamos dejando ver la esencia de nuestro interior a aquellos que tienen la sensibilidad de verlo.
A estas edades ya somos un poco demasiado complicados, al menos yo, para poner el corazón sobre el papel, cualquier sensación y su conclusión nunca sería verdadera al 100% y siempre quedaría como una imagen parcial de nosotros mismos y no hay nada peor que una verdad a medias o incompleta.
Y por todo ello creo, que nunca dejamos el corazón expuesto al mundo libremente y quizás ni siquiera en el clásico diván del psiquiatra, siempre nos guardamos algo sin sacar aunque interiormente siempre nos damos cuenta de que es lo que guardamos, y cuando nos piden precisamente eso... es cuando más cuidado ponemos en dar forma a nuestro corazón.
Posiblemente yo esté haciendo eso mismo ahora, pero seguro que tendré compañeros de viaje, pues seguramente solo los niños son tan valientes.
Más corazones abiertos, entreabiertos o discretamente entornados en el diván de María José
Así es Manuel mostramos sin dejar ver completamente, no nos exponemos por lo que puede pasar o porque es bueno guardar algo para uno mismo, pero como bien dices siempre hay unos ojos sensibles que ven lo que otros muchos jamás veran.
ResponderEliminarEn este viaje intuyo que iras muy acompañado.
Besos.
Entiendo que a medida que se crece, uno va perdiendo .- ala par que ingenuidad- la capacidad de expresarse sin tapujos, sin fijarse en apariencias y se termina cediendo a las presiones de ocultar lo que tememos mostrar y aparentar lo que quizás no sentimos ser. a la inversa, cuando uno toma conciencia de los cientos de capas protectoras que se ha ido poniendo a lo largo de los años, uno intenta lentamente a re-aprender a quitarse los velos que nos cubren...pero, como es lógico, no resulta fácil ni indoloro...pero hay que animarse!
ResponderEliminarun abrazo.
Tal cual Manuel, lo sabes bien y lo dices mejor.
ResponderEliminarCrecer, volverse adulto tiene mucho de eso. sera eso lo que tendra de bueno llegar a viejo y ser de vuelta un niño y dejarse en caída libre? La vida tiene sus faces, y aunque nos trabemos en lucha con ella, la muy sabia o terca, nos revuelca y otra vez a aprender.
Y todo eso en algun momento sale por esta pantalla...
Que Campanilla te cuide y te guarde.
(tienes otro llavero para el encuentro??? jajaja)
Nosotros y el tiempo vamos desprendiendonos de esas capas decoloridas ya inutiles que estorban el andar.
ResponderEliminarsaludazos
Manu, estoy contigo al cien por cien, abrir la coraza del corazón así de pronto, nos cuesta, tenemos derecho a callar y a contar, pero ¿todo? ¿lo más intenso? ¿De qué modo escoger entre tanto?
ResponderEliminarSomos vulnerables, nos cerramos, pero...no del todo, imposible, en cada gesto, en una mirada, en una charla, en un escrito, vamos soltándonos de los adentros, porque realmente tampoco lo evitamos, es automático, cachito a cachito nos expresamos y el corazón, ese músculo, late y nos acompaña ausente.
Besito de corazón.
Desde el corazón nos cuentas como uno no acaba de desnudarse del todo, que disponemos e una parcela que es solo nuestra, que nos hemos hecho mayores, que nos respalda el pudor, que ya no hablamos sin tapujos al menos en público.
ResponderEliminarUn besillo amor.
Eso que llamamos nuestro santuario particular, al que nadie tiene acceso, salvo nosotros mismos. De forma inconsciente aunque pretendamos evitarlo, parte de nuestra esfera íntima aflora a la superficie en ocasiones y va dejando un dibujo bastante detallado de nuestra persona.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fíjate cuantos compañeros de viaje te han salido, yo tambien, aunque inevitablemente vamos dejando luminarias para que se nos reconozca al paso. El corazon se va desvistiendo con las experiencias.
ResponderEliminarUn beso
Si. Sólo los niños son capaces de abrir su corazón totalmente.
ResponderEliminarAunque creo que nosotros los adultos, lo abrimos también alguna vez. Cuando nos enamoramos.
Besosssssssssss
Yo no creo que nos guardemos nada, solo que la forma de hilvanar nuestros pensamientos a la hora de decidir es algo muy privado. Es esa estructura que nos permite a nosotros únicamente sernos cien por cien sinceros. No nos asustamos de nosotros porque nos conocemos y sabemos que muchas veces no podemos llevar a la práctica algo que haríamos. Simplemente tomamos la decisión más adecuada, seria, correcta, permitida, aceptada... pero por todo lo que pasamos mientras pensamos sólo nosotros lo sabemos. Por eso nadie podrá saber ni conocer nuestra intimidad interna, no porque no se la dejemos ver, sino porque esa intimidad es efímera e insustancial, cruza tan deprisa la mente que ni la analizamos...
ResponderEliminarMadre, qué rollo...
Muy interesante, amigo.
Un beso, Manuel.
Manuel, es verdad que salvo que escribamos de algo técnico no somos capaces de separar nuestros sentimientos de lo que transmitimos.
ResponderEliminarA veces por miedo a sentirnos vulnerables ocultamos aquellos aspectos que tenemos bien guardados y que a lo largo de la vida hemos aprendido a esconder hasta de nosotros mismos. Un beso.
Opino como la mayoría, siempre intentamos guardar algo de nosotros, aunque, también es cierto, no siempre lo conseguimos.
ResponderEliminarUn beso.
Es verdad, cuando uno escribe siempre pone un poco de ese corazón; aunque te dejas algo para ti porque no es bueno desnudarse del todo; hay que ir soltando poco a poco.
ResponderEliminarUn abrazo
Hala!!!, pues yo solo estoy de acuerdo con la primera parte, en cuanto me pongo a hablar o pongo los deditos sobre el teclado, va mi corazón y se pone a hablar como un loco y no hay forma de callarlo, uis, uis, a mi me da que según tus conclusiones tengo un corazón demasiado niño, pero a ver quien es la que consigue madurarlo????, y otra cosita amigo mío, y a todos los contertulios que andan por ahí arriba, jejeje, ni de coña os creo, mentirosos!!!, ups, deditos!!!, en fin, que he leído mucho de muchos de los que están de acuerdo contigo y se que sus corazones hablar hasta por los codos!!!!
ResponderEliminaraigggg, que me iba sin dejarte mis miles de besosssss, jajaja, es que he salido pitando por si me llevo un capón, jajajaja, lo dicho, miles de besossssssssssssssss
ResponderEliminaraigggg, que me iba sin dejarte mis miles de besosssss, jajaja, es que he salido pitando por si me llevo un capón, jajajaja, lo dicho, miles de besossssssssssssssss
ResponderEliminarYo soy libro abierto, me muestro como soy y suelo decir lo que pienso, incluso me atrevo a decir que con el paso del tiempo, me radicalizo mas en mis comportamientos, soy de las que llama al pan, pan y al vino... un Rioja por favor jajajaj!!!
ResponderEliminarMe gusta leerte.
Besos sistolicos
contigo , manuel, a pensar se ha dicho. ello, desde mi punto de vista, es bueno...
ResponderEliminarprimera consideración: supongo que a tu edad ya te habrás planteado aquello de que quizá mejor aceptar al ajeno en lo que nos muestra, sí, aceptarlo en parte, en esa parte que muestra. al fin y a cabo es con la que nos tocará convivir...con lo cual, creo yo, se demuestra que nunca dejamos todo nuestro ser a la vista, cosa por otra parte imposible...y esta es la otra cuestión que considero: la imposiblidad de dejarnos ver del todo por que incluso muchas veces no nos conocemos...sí, de acuerdo que en lo esencia, creo yo, sí que no conocemos, pero en cuestiones x o y,no..y si lo importante, importante entre comillas, uno no quiere darse más, pues bien. desde leugo yo, al menos trato de ello, ,intento conformarme con la belleza que me muestra el ajeno, el ajeno que es en cierto grado importante para mí...lo intento, que no quiere decir que lo consiga...
ah, la valentía de los niños...jaja, más bien diría la inocencia de los niños...solemos decir que ellos sí que les llaman a la cosas por su nombre...¡nos jodió, como qe muchas veces no saben las consecuancias de ello!
medio beso, manuel.
y... hablar desde el corazón siempre se puede... pero es verdad que dejamos en secreto y para nosotros mismos algunas cosillas, situaciones o sentimientos que nos complican y que en cierta forma nos revelan completamente lo que somos
ResponderEliminarA medida que uno crece va resguardando un poquito el corazón para no ser tan vulnerables a los otros. Creo que solamente cuando uno se enamora lo da y lo muestra completamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es complicado, Manuel, más si no se quiere ver que en cada palabra va una gota de uno mismo.
ResponderEliminarNo se, hasta cuando una persona es hermética está dando mensajes de si mismo, lo único que hay que saber es reconocer las señales.
Aparte hay cosas de uno mismo que guarda celosamente, el problema llega cuando se es muy transparente, todo se ve...
Estoy de acuerdo contigo, pero con "matices" :)
Besos
Uno, no sólo es el todo, sino todos y cada uno de sus componentes por separados, y esos se van desnudando con el tiempo uno detrás de otro.
ResponderEliminarSólo es es cuestión de tiempo y de cantidad, pero al final el puzzle toma color y forma cuasi exacta.
En cualquier caso siempre tenemos el lado del cristal que más interese para mirar.
Abrazos
Tengo un viejo amigo con el que cuando nos vemos nos reimos mucho sobre como la edad nos ha cambiado, como cada vez nos importa todo un rábano. Creo que a ciertas edades, con la vida hecha el pudor no es el mismo que cuando buscábamos nuestro sitio en el mundo.
ResponderEliminarSiempre queda, claro un reducto de intimidad.
Un abrazo.
Aunque no lo creas si esto lo hubieras dicho en mi diván ahora estaría analizando la enorme cantidad de material que has dado desde el corazón... jajaja
ResponderEliminarUn besito y gracias por participar
Los niños sin dudas son valientes porque todavia no tienen la medida de las consecuencias que puede tener exponerse, pero la verdad es que uno no puede evitar exponerse tambien, sobretodo cuando uno quiere una devolución, y tus relatos no generarían nada de eso sino provinieran de tu interior, eso se nota.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo